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Panama Papers

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La patria son los impuestos

Reflexión, por Pepa Bueno

La era del secreto bancario ha terminado, dijeron solemnemente los líderes del G20 reunidos en abril de 2009 bajo la impresión todavía de la caída de Lehman Brothers y el tsunami financiero que le sucedió. Y el entonces primer ministro de Reino Unido Gordon Brown fue muy lejos: “Hemos acordado acabar con los paraísos fiscales que no comunican la información que se les reclama. El secreto bancario del pasado tiene que acabar”.

Y en el año 2012 la Unión Europea aprobó un plan para luchar contra la evasión fiscal. Y aquí estamos, siete años después de aquella solemnidad, hablando de miles de documentos y cientos de personas con actividades opacas en Panamá.

Lo peor es que no es ninguna sorpresa. La sorpresa es desde luego comprobar la impunidad de todo un primer ministro islandés invirtiendo en bonos contra su propio país o un presidente argentino poniendo en marcha una campaña para pedir a los argentinos que retornen su dinero al país mientras su familia, con su nombre incluido, registra sociedades en oasis sin transparencia. Muchas de las actividades que se cuentan ahora gracias a la filtración masiva del despacho Mossack Fonseca son legales. Pero la legalidad se cambia y eso se anunció cuando Sarkozy decía hace siete años que había que refundar el capitalismo.

Todo ha cambiado en estos 7 años de la gran crisis, todo menos que el dinero, el gran dinero, se sigue moviendo sin control democrático, mientras las arcas públicas necesitan más recursos que nunca.

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VÍDEO INTERACTIVO

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El hombre de hojalata

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Lo que hay que decir

Günter Grass (1927-2015)

«Por qué guardo silencio, callo por demasiado tiempo, lo que es evidente y que se ha ensayado en todos los juegos estratégicos, donde, llegado su final, nosotros como supervivientes quedaremos, como mucho, reducidos a simples notas al pie.

Es el supuesto derecho de lanzar el primer golpe, que podría aniquilar al pueblo iraní, subyugado por un bocazas y dirigido al júbilo organizado, dado que en su ámbito de poder se presupone la construcción de una bomba atómica.

Pero, ¿por qué me prohíbo nombrar aquel otro país con su nombre, en el que desde hace años -aunque bajo secreto- está disponible un potencial nuclear creciente, pero fuera de control, porque no es accesible para inspección alguna?

Este silenciado general de un hecho probado, al que se ha subordinado mi silencio, lo percibo como mentira de carga e imposición, con expectativa de penalización en cuanto no se observare; el veredicto de «antisemita» es de uso corriente.

Pero ahora, dado que desde mi país, que será alcanzado una y otra vez por sus crímenes de su propia autoría, y que no tienen igual, para exigirle explicaciones, se suministre otro submarino a Israel, de nuevo sólo por meros motivos comerciales, aunque declarado de lengua veloz como reparación por los daños de la guerra, cuya especialidad consiste en poder dirigir cabezas omnidestructoras hacia el lugar en el que la existencia de una sola bomba atómica no ha quedado demostrada, pero que se quiere ver como el temor de la fuerza de la prueba, por eso digo lo que hay que decir.

Pero ¿por qué me callaba hasta ahora? Porque pensaba que mi origen, que siempre quedará marcado por un estigma que nunca podrá ser borrado, me prohibiría exponer al país Israel, al que me siento unido y quiero seguir estando unido, a este hecho como una verdad jamás pronunciada.

¿Por qué no lo he dicho hasta ahora, envejecido y con la última tinta: La potencia nuclear de Israel pone en peligro la paz mundial, que de todas formas está resquebrajada? Porque hay que decir aquello para lo que mañana podría ser demasiado tarde; porque nosotros -que como alemanes cargamos ya con demasiada culpa- podríamos convertirnos en suministradores de un crimen, cuya comisión es previsible, por lo que nuestra corresponsabilidad no podría eliminarse mediante ninguna de las excusas habituales.

Y reconozco: no seguiré callando, porque estoy harto de la hipocresía de Occidente; además, es de esperar que sean muchos los que se liberen del silencio, para requerir al causante del peligro reconocible que renuncie al empleo de la fuerza y de insistir al mismo tiempo en que los gobiernos de ambos países autoricen un control permanente y sin trabas del potencial nuclear israelí y de las instalaciones nucleares iraníes por una instancia internacional.

Sólo así se podrá ayudar a todos, a los israelíes y a los palestinos, más aún, a todos los hombres que vivan muy pegados y enemistados en esta región ocupada por el delirio y, por ende, también a nosotros.»

Günter Grass– Escritor y artista casubo alemán, galardonado con el Premio Nobel de Literatura y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1999.

«Nada es seguro, podríamos estar subiendo y no bajando»

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I hope

ojala

(…)

La palabra ‘ojalá’ es rara y bella como una flor de cinco letras, pero según quién la pronuncie y según qué diga a continuación, el mundo puede ser de una manera o de otra, incompatible, y entraríamos en distopías como la siguiente: «Ojalá yo fuera otro, y hablara y escribiera catalán correctamente y dijera tant de bo; ojalá ya estuviéramos instalados en 2017 y el tedio no existiera, ni Mario Vaquerizo, ni la caza deportiva, ni las faldas pantalón».

El viejo proverbio de que debemos tener cuidado con nuestros deseos porque podrían convertirse en realidad tiene un reverso tenebroso. Hay que tener cuidado con la realidad, porque podría convertirse en un deseo, y es ese un viaje de vuelta sin ida, una deconstrucción del ánimo donde lo que tuvimos se transforma en anhelo, lo pasado en humo y la sonrisa en melancolía. Ojalá no les suceda nunca, a no ser que sean poetas como Silvio Rodríguez, quien puso voz y verso en su canción Ojalá:

Ojalá se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve,
ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones.

 (…)

Filosofía en YOROKOBU

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Escracheando

El problema es que exploten pocos: eso proporciona excusas a los carceleros del régimen

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El Escarche

Por Maruja Torres

Si existiera un termómetro para medir la temperatura de la sangre cuando bulle de indignación, habría que observarlo atentamente. Entre la repugnancia que producen los malintencionados disparates verbales de los meninos y meninas del Gobierno, y su malévola gestión de nuestros asuntos, parece difícil no reconocerse a uno mismo en permanente estado de preescrache. Somos muchos los que no hemos salido del armario de nuestra ira individual. Pero los cazos casi hierven, aunque todavía no sepamos en qué momento abandonaremos nuestras cocinas para ir a depositar las rebeldías en el caldero común. Un caldero que hay que verter, claro que sí, a las puertas de los responsables.

Sería un milagro que semejante paso colectivo se llevara a cabo sin una dosis de violencia, dada la violencia social y moral que el propio Gobierno aplica con sus decretazos cotidianos, a fuego rápido. ¿De verdad creen que alguien que no tiene con qué dar de comer a sus hijos y que se ha quedado sin techo no acabará por estallar? El problema es que exploten pocos: eso proporciona excusas a los carceleros del régimen. Si lo hiciéramos muchos, muchísimos, ya no sería escrache, sino una actitud mayoritaria más valiosa que los votos que condujeron a los verdugos hasta aquí.

Estamos hartos, eso queda claro. Canalizar la hartura es nuestra tarea más importante. El escrache, ¿les ofende? ¿No les parece democrático? ¿Únicamente ustedes pueden cargarse la democracia, desde lo alto, para imponernos esto?

En Wikipedia se dan muchas versiones del origen de la palabra lunfarda escrache, pero a mí me gusta uno que ni siquiera es su origen. Fonéticamente, me recuerda el verbo francés cracher, escupir, y muy especialmente la novela de Boris Vian J’irai cracher sur vos tombes, que trata de la venganza de un mulato contra la tiranía de los blancos. Pues eso.

Twitter- @marujatorres

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Ich bin ein Berliner

Soy berlinés

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«Hace dos mil años la arenga más orgullosa era “civis romanus sum”. Hoy, en el mundo de la libertad, la arenga más orgullosa es “Ich bin ein Berliner”. Hay mucha gente en el mundo que realmente no comprende, o dice que no comprende, cuál es la gran diferencia entre el mundo libre y el mundo Comunista. Dejad que vengan a Berlín. Hay algunos que dicen que el Comunismo es el movimiento del futuro. Dejad que vengan a Berlín. Y hay algunos pocos que dicen que es verdad que el Comunismo es un sistema maligno pero que permite nuestro progreso económico. Lasst sie nach Berlin kommen Dejad que vengan a Berlín.»

«Two thousand years ago the proudest boast was «civis romanus sum» Today, in the world of freedom, the proudest boast is «Ich bin ein Berliner» I appreciate my interpreter translating my German!. There are many people in the world who really don’t understand, or say they don’t, what is the great issue between the free world and the Communist world. Let them come to Berlin. There are some who say that communism is the wave of the future. Let them come to Berlin. And there are some who say in Europe and elsewhere we can work with the Communists. Let them come to Berlin. And there are even a few who say that it is true that communism is an evil system, but it permits us to make economic progress. Lasst sie nach Berlin kommen. Let them come to Berlin.»

«Todos los hombres libres, dondequiera que ellos vivan, son ciudadanos de Berlín. Y por lo tanto, como hombre libre, yo con orgullo digo estas palabras “Ich bin ein Berliner”.»

«All free men, wherever they may live, are citizens of Berlin, and, therefore, as a free man, I take pride in the words «Ich bin ein Berliner».»

Discurso de Kennedy en 1063, uno de los más notables de la época de la Guerra Fría.

Neck, chest, waist to floor
Easy to take, you could take me in fours
Make me a deal, a day a piece
Take it all, just stay a week

I’ll take you in pieces, we can take it all apart
I’ve suffered shipwrecks, right from the start
I’ve been underwater, breathing out and in
I think I’m losing where you end and I begin

Basic space, open air
Don’t look away
When there’s nothing there

I’m setting us in stone
Piece by piece before I’m alone
Air tight before we break
Keep it in, keep us safe

It’s a pool of boiling wax
I’m getting in, let it set, got to seal this in
Can’t adjust, can’t relearn
Got to keep what I have preserve

Basic space, open air
Don’t look away
When there’s nothing there

Hot wax has left me with a shine
Wouldn’t know if I’ve been left behind
Second skin, second skin

I can’t let it out, I still let you in
I can’t let it out, I still let you in

Música- ‘Basic Space’, por The XX

Por © Iñigo Ortiz de Guzmán

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Hombre de Estado

«A pesar de las vanas teorías neocapitalistas, el Estado es cada vez menos el de todos y cada vez más el de unos pocos»

«El capitalismo puede llegar a destruir a la especie humana»

SANTIAGO CARRILLO (1915-2012)

«Yo no creo que el presidente Suárez sea un amigo de los comunistas. Le considero más bien un anticomunista, pero un anticomunista inteligente que ha comprendido que las ideas no se destruyen con represión e ilegalizaciones. Y que está dispuesto a enfrentar a las nuestras, las suyas» 

Sus declaraciones tras la legalización del Partido Comunista por el Gobierno de Suárez el 9 de abril de 1977, pasaron directamente a la historia.

En pie, en el 23-F Junto a Suárez y Gutiérrez Mellado, fue uno de los tres que no se tiraron al suelo o agacharon la cabeza cuando Tejero entró en el Congreso de los Diputados en 1981.

Audio: «No hay convivencia sin pacto y no hay pacto sin cesión» (Por Iñaki Gabilondo)

Declaración sobre Carrillo, y sobre el Rey y su «quimera».

© Iñigo Ortiz de Guzmán

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Carta a su padre

«En la mano no tengo nada, todo está volando y, no obstante
(tan decisivas son las condiciones de la lucha y la miseria de la vida),
yo debo elegir la nada. De manera parecida, por otra parte, también he
tenido que elegir en cuanto a mi profesión.»

Por Franz Kafka

«A esto respondo yo que las objeciones que haces pueden volverse también contra ti, en su mayor parte, y que no proceden de ti sino de mí. Ni siquiera tu desconfianza por los demás es tan grande como mi desconfianza por mí mismo, en la que me has educado. Y no te niego hasta un cierto derecho a esa objeción, que además contribuye por sí sola a la caracterización de nuestras relaciones. Claro está que las cosa no pueden ajustarse en la realidad tan bien la una con la otra como los argumentos en mi carta, porque la vida es algo más que un rompecabezas; pero, gracias a las enmiendas que surgen de esta confesión, y que no puedo ni quiero extender hasta el detalle, se ha logrado, a mi parecer, algo tan próximo a la verdad, que podrá tranquilizarnos un poco a los dos y hacernos más fáciles la vida y la muerte.»

‘Carta al padre’ (Noviembre de 1919)

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¿Dónde está Wally?

Este libro lo tengo desde los 14 años. Y es, con perdón de los grandes autores, el libro clave de mi vida. Es el origen de mi fobia a las multitudes. Ha desarrollado en mi vida una particular angustia existencial. Representa, de una manera dramática, la angustia de que soy un personaje perdido entre millones.

Han pasado los años…, y hay una página que no puedo resolver: «Wally en la ciudad». Lo encontré en el shopping. Lo encontré en el aeropuerto, en la playa,… Pero en la ciudad no lo encuentro. Sé que los nervios enceguecen, pero no lo encuentro.

Y entonces me pregunto: «Si aún cuando sé quien estoy buscando, no lo puedo encontrar… cómo voy a encontrarlo si ni siquiera sé cómo es».

Extracto de la película argentina ‘Medianeras‘ (2011)- de Gustavo Taretto

Mariana y Martín viven en la misma manzana en diferentes edificios. Pero, aunque sus caminos se cruzan, no llegan a encontrarse.

Martín diseña páginas web. Mariana es arquitecta, pero trabaja como escaparatista. Además de desilusiones recientes, los dos tienen muchas cosas en común. Viven en el centro de Buenos Aires. La ciudad los une y a la vez los separa.

Al fin y al cabo, eso que a veces evitamos se llama soledad.

La única que nos entiende y nunca jamás cuestionará todo aquello que pensemos.

Película on line

+ info en mil y una páginas

© Iñigo Ortiz de Guzmán

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