La bolsa baja, la prima sube.
Y Cristobal Montoro calla.
“Que nosotros ganemos le conviene a Alemania, a Europa y a los mercados. Ese solo hecho ya les da tranquilidad”, prometía el portavoz de economía del PP justo antes de votar.
Lo cierto es que el martes España pagaba más intereses que Grecia por sus nuevos bonos.
Mientras en el Congreso buscan cómo acelerar el traspaso de poderes. Hasta los suyos le exigen a Rajoy que adelante unas gotas de su pócima milagrosa: que explique ya su plan.
Sí, aquel que se pasó la campaña diciendo que no podía detallar los recortes porque no conocía el estado real de las cuentas; como si no fuesen datos públicos. No vaya a ser que desenfunde la tijera antes de llegar a Moncloa.
¿Incongruencias? Varias.
Y eso no es todo.
El pasado mes de febrero, al referirse a ciertas medidas presupuestarias que acababa de anunciar Zapatero tras un encuentro con Angela Merkel, dijo Mariano Rajoy: “A mí, como español, no me gusta que desde fuera me digan lo que hay que hacer”.
Esta semana la canciller alemana, dos agencias de calificación y varios periódicos influyentes en el establishment financiero internacional le dijeron al líder del PP lo que tiene que hacer.
“Usted ha obtenido el mandato claro de su pueblo para decidir y aplicar rápidamente las reformas necesarias”, le transmitió Merkel en un telegrama de felicitación por su victoria electoral que, salvo ese párrafo imperativo, no pasa de ser una nota protocolaria tipo de felicitación.
La agencia Fitch, por su parte, emplazó a Rajoy a “sorprender” a los inversores con un “ambicioso y radical programa de reformas estructurales y fiscales”.
Pero el silencio impera.
Que se sepa, el aludido no ha comparecido para expresar en público su patriótico rechazo a semejante injerencia.
El futuro Presidente del Gobierno podrá alegar que no interpreta esos mensajes como órdenes porque también es partidario de los ajustes que se le reclaman; pero ¿osaría enviar un telegrama perentorio al ganador de unas elecciones en Alemania o Francia?
Por lo demás, alguien debería explicar a Merkel que su interpretación del resultado del 20-N es errónea: Rajoy no obtuvo el “mandato claro de su pueblo” para aplicar con rapidez las reformas.
Lo que sucedió es que el PSOE perdió millones de votantes y se hundió en el abismo precisamente por entrar en el discurso único y socialmente injusto de los recortes.
Por © Iñigo Ortiz de Guzmán