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Vuelta a ningún lugar

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El país de nunca jamás

Por Javier Gallego

Este país ya no se parece casi nada al lugar en el que quiero vivir y lo van a convertir en un país en el que no me gustaría estar. España nunca ha sido para mí un modelo de Estado avanzado pero teníamos un horizonte al que nos dirigíamos aunque caminásemos hacia él despacio. Sin embargo, ahora estamos de espaldas al horizonte y nos empujan en dirección contraria. Solo vemos nuestra sombra delante de nosotros. Retrocedemos hacia las sombras.

Retrocedemos hacia un país sin ciencia, sin cultura, sin sanidad para todos, con muy poca educación y mucho nacionalcatolicismo, con muy poca libertad y mucha represión, un Estado desigual, injusto, insolidario y xenófobo. El modelo de antes no era el mejor pero era mucho mejor que el modelo de Estado de este PP tan rancio, tan miope y tan clasista. El país al que este gobierno nos empuja da miedo y asco. Miedo y asco en Eurovegas: ese es el modelo de negocio de estos lumbreras. Manda güevos, que dirían ellos.

Y yo que creía que había quedado meridianamente claro que no se puede levantar un país sobre una montaña de ladrillos y dinero que no crea riqueza, solo la remueve como quien remueve la mierda con un palito. Pero no. El gobierno quiere seguir removiéndola, quiere atraer especuladores y hasta le vende la sacrosanta nacionalidad española a quien tenga dinero para comprar más ladrillo. Van a hacer españoles a especuladores y mafiosos. De esos nos sobran, oiga, no traigan más.

Fenomenal. Echamos cerebros y traemos más mierda. Precisamente ahora que lo que habría que hacer es cogerla con una bolsa, tirarla a la basura y empezar a construir un país sobre las bases de la creación, la investigación, el desarrollo, la educación y la cultura. Pero no. Lo que está haciendo este gobierno imbécil es echar al único futuro que nos queda: investigadores, médicos, profesores, jóvenes capacitados y dispuestos. Y está dilapidando el único patrimonio que nos quedaba después del derrumbe: la cultura. Lo repito: hay que ser imbécil. Y cafre. Y cretino. Hay que ser miserable y corto de miras para acabar con nuestra única salida.

Están cerrándole todas las puertas a este país como en los cuarenta años de franquismo cateto. Han cerrado España y han tirado la llave a la alcantarilla. Hemos vuelto al “Santiago y cierra España”. Eso es lo que quieren: religión, espada, banderas y cerrojazo. O sea, LOMCE, antidisturbios y recortes a golpe de decretazo. Recortes a la educación, la sanidad y la ciencia, subidas de impuesto a la cultura y la creación. Eso es la Marca España, una bandera que envuelve como una mortaja.

A los datos me remito. España ocupa siempre uno de los puestos de cola en educación pero el gobierno le ha recortado 3.000 millones, ha subido las tasas, ha reducido las becas y las ayudas a los libros y al estudio de idiomas, ha dejado a cero el presupuesto de bibliotecas y ha dado un golpe mortal a la cultura con un IVA del 21%. Pero eso sí, aumentamos un 1700%, ¡1700%!, el gasto en material para antidisturbios en el que nos gastaremos 10 millones en los próximos 4 años. Y la grandes apuestas de la ley Wert para la educación es la religión, la separación por sexos y la «españolización». A Dios rogando y con el mazo dando.

Más: España ocupa el patético 18º puesto de a UE en inversión en I+D+i y resulta que el gobierno prevé congelarla hasta 2020 y resulta que el PP ha recortado un 25% en investigación y desarrollo y resulta que hace unas semanas los jóvenes investigadores tuvieron que salir a la calle a montar un top manta de la ciencia porque la ciencia está por los suelos, más tirada que un todo a 100 y los investigadores llevan meses sin cobrar o cobrando cuatro perras. Como perros tratan a quienes deberían ser los líderes. Aquí los líderes son los que le dan a la pelota pero con los pies.

Aquí le denegaron una beca por “falta de liderazgo” a Diego Martínez Santos elegido mejor físico joven del año por la Sociedad Europea de Física. De aquí se tuvo que ir Nuria Martí que ahora forma parte del equipo estadounidense que ha tenido un éxito mundial en el campo de las células madre. La echaron de un hospital de Valencia por un ERE en 2011. De aquí han echado a miles de científicos, médicos, jóvenes y profesionales preparados. No se van, los echan.

Quién querría quedarse en un país como el que están dejándonos, un país en el que la salud de las personas está en venta y cada día más cara, un país que ha abandonado a los dependientes, inmigrantes, parados y desahuciados y que deja que se muera o se mate la gente más pobre, un país que solo es líder en desigualdad y pobreza, un país que le ha dado a los bancos estafadores tanto dinero como el que se ha recortado en educación, sanidad, investigación, fomento del empleo.

Yo me sorprendo muchos días pensando en que no quiero vivir en la España que nos espera. Como dice la obra teatral que firman Silvia Herreros de Tejada y Lucía Rodríguez, es el país de nunca jamás, el país de nunca jamás trabajarás en lo que estudiaste. Muchos no nos vamos por no darles encima el gusto de echarnos y para intentar impedir que consigan hacer de España el país de nunca jamás nada.

Twitter- Javier Gallego

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Desencanto en España

¿Conoce a alguien que no esté cabreado?

Por Arturo González

Es curioso: el país cabreado al completo y todo el mundo traga:

Los médicos y todo el personal sanitario, porque los privatizan o despiden.

Los jueces, porque las leyes que se ven obligados a aplicar son un disparate.

Los que no creen en la justicia.

Los funcionarios, sin paga, sueldos mermados, y moscosos eliminados.

Los trabajadores privados, abocados a EREs masivos.

Los medios de comunicación, casi todos en la ruina.

Los clubs de fútbol, desmadres y sorteando el concurso de acreedores.

Las mujeres, que no pueden abortar.

Los inmigrantes, retornando desencantados y vencidos.

Los sin papeles, con atención médica disminuida.

Los jóvenes, emigrantes, como en aquellos tiempos sus padres o abuelos, aunque ahora sea sin maleta de madera.

Los militares, preocupados con Catalunya.

Los catalanes, divididos.

Los maestros, humillados, desautorizados, sin que ya queden interinos.

El 66% que tenía coche oficial, con humor de perros porque se lo han quitado.

Los sindicatos, porque nadie se afilia ni les hace caso.

Los políticos, perdida su credibilidad.

El Rey, vaya usted a saber cómo está el Rey de cabreado.

El Príncipe, hablando del Compromiso de Caspe.

La alcaldesa Botella, porque le chafaron el puente.

Los farmacéuticos, porque no les abonan las facturas.

Montoro, porque no recauda.

Rouco, porque los homosexuales han ganado.

Los banqueros, porque ganan un poquitín menos.

Cinco millones setecientos mil españoles, porque no tienen trabajo (y es dudoso que vayan a tenerlo).

Dos millones, porque no reciben ninguna prestación.

Los despedidos, porque perciben una miseria con la nueva ley laboral.

Los solicitantes de trabajo, porque para diez plazas se presentan diez mil candidatos y ya no saben dónde presentar su currículum.

El 25% de la población, en la pobreza.

El pequeño comercio, porque no se defienden con lo que venden ni pueden tener un empleado.

Los chinos, porque ya desconfiamos de ellos.

Los artistas, por los recortes bestiales.

Las amas de casa, porque ya no saben cómo estirar el presupuesto.

47 millones de españoles, por el gasto militar.

47 millones de españoles, por la tremenda subida del IVA.

Las agencias de viaje, sin apenas viajes.

Los pensionistas, juguetes rotos y objeto de disputas.

Las prostitutas, porque las multan y detienen.

Los clientes de las prostitutas, porque los multan y detienen.

Los antidisturbios, porque cobran poco para lo que arrean.

Los ministros (salvo Wert), porque los ciudadanos no les quieren.

Los ahorradores, porque están en vías de perderlo todo.

Los que tenían acciones preferentes.

Los muy ricos, porque es difícil elegir un paraíso fiscal sin peligro.

Urdangarin, porque él no ha hecho nada.

Los autónomos, porque escasea el trabajo.

Los diez millones que han votado el PP, porque las cosas no son como ellos esperaban ni lo ven claro.

Los que han votado al PSOE, porque ven clarísimo su desastre y porvenir.

Los marxistas, los ácratas y abstencionistas, porque no cristalizan sus ideas.

Miles de niños, porque tienen que llevar su comida al colegio en un tupper.

ETA, porque no puede matar.

Las víctimas del terrorismo y sus familiares, porque les tratan injustamente.

Los universitarios, porque les han quitado la becas.

Los enfermos dependientes en mala situación económica, porque les han suprimido o reducido al mínimo la ayuda.

Telefónica, porque ha perdido 253.000 líneas.

Los mendigos, porque ya nadie da limosna.

Los padres, porque sus niños no apuntan maneras de futbolistas.

Los miles de huelguistas sectoriales.

Los asistentes a las 2.500 manifestaciones que según Cifuentes ha habido este año en Madrid.

Los desahuciados o en ciernes.

Los que no tienen vivienda, a pesar de lo que dice la Constitución.

Ustedes. Yo.

Todos saben que no es pasajero.

¿Puede vivir cabreado un país? Hay el cabreo manifiesto y el cabreo sordo y resignado. Hasta ahora hay más cabreados sordos y pasotas que manifiestos. Pero…¿alguien se atreve a predecir el futuro?

Puntadas sin hilo‘, en PÚBLICO

¿Lo más triste? Que hoy una mujer se ha arrojado al vacío cuando la iban a desalojar de su casa; la segunda muerte relacionada con una ejecución hipotecaria en las últimas tres semanas.

Algo debemos estar haciendo mal.

Por © Iñigo Ortiz de Guzmán

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No a la indiferencia

A esto le llaman humanidad

Por Elvira Lindo

Los tiempos difíciles animan a la trascendencia, a la rotundidad. Los tiempos difíciles provocan artículos que nos quieren resumir el mundo: las 10 razones por las que hemos llegado hasta aquí; las 10 causas del hundimiento de la economía; las 10 medidas urgentes que se deberían tomar; los 10 fallos de la democracia española; las 10 mentiras que todos nos creímos; los diez motivos por los que el euro es inviable o los diez motivos por los que hay que salvar el euro. Por alguna razón, la contundencia tiende a casar sus argumentos con un número redondo, ese 10 que contiene la explicación del universo. Pero no. No me lo creo. La deriva de un país no es resumible. Menos ahora, con tan poca perspectiva. Solo las mentes conspirativas encuentran 10 razones en las que están incluidos el análisis y la solución. Pero suele ocurrir que los tiempos difíciles son el hábitat natural de dichas mentes dado que hay un público que desesperadamente desea que alguien les pase a limpio en 10 puntos aquello que no consigue entender.

Lo comprendo. Yo también quiero encontrar ese artículo que sea como un Santo Grial, una guía, porque confieso que no entiendo este presente en el que nos ha tocado vivir. Y he debido de ser muy torpe, porque tampoco me esperaba este fatal desenlace. Hay quien atribuye la situación exclusivamente a los mercados y a la codicia financiera, otros incluyen el sistema autonómico; unos, a que vivíamos por encima de nuestras posibilidades y otros a que la clase dirigente vivía por encima de nuestras posibilidades; unos, hablan de responsabilidad colectiva, otros, señalan nombres y apellidos de los responsables. Sea como sea, los expertos suelen ordenar sus explicaciones en 10 apartados. Todo es ponerse.

Esta semana he encontrado varias razones para el desconsuelo, pero no estoy de humor como para cuadrarlas en 10 puntos: son suficientemente poderosas, no es necesario andarse con amaneramientos columnistiles. Tampoco pretendo ser original al citarlas, ni voy a fingir que he visto aquello en lo que los demás no habían reparado. Al contrario, me dispongo a recordar titulares que la actualidad nos ha arrojado y que a usted, probablemente, también le han quitado el sueño. O casi. Porque lo persistente de esta penosa situación de la que nuestros dirigentes no saben salir ha acabado robándonos horas de sueño hasta a aquellos que tenemos un espíritu animoso.

En la prensa, que hay que leer en estos días previa ingestión de un lexatín, convivían noticias que se daban de tortas. Por un lado, los pingües beneficios del negocio de la enseñanza privada, cuyos colegios concertados (mayoritariamente religiosos) están generosamente subvencionados por el Estado, o por decirlo de otra manera, subvencionados, entre otros, por aquellos que sufren los recortes en la escuela pública. Sin salir de la sección de “Sociedad” (la sección del momento), nos encontrábamos también con que se acabó la gratuidad en la vacuna del neumococo. De nada ha servido que los pediatras adviertan que saldrá más caro afrontar las infecciones que su ausencia provocará en bebés no vacunados. Que los padres se paguen sus “mamandurrias”, como diría esa creadora de lenguaje que es Esperanza Aguirre. Y, por último, de los niños y bebés retrocedíamos esta semana al embrión, asunto que ha llevado al ministro de justicia a meterse en un jardín más frondoso de lo que imaginaba. Dicen que, dada la falta de popularidad que acusa estos días el Gobierno, el ministro trataba de recuperar el apoyo de su bancada. Para ello, anunciaba una insólita revisión de la ley del aborto, que criminalizaría incluso a las mujeres que hubieran de abortar por una seria malformación del feto. No sé si esperaba el exalcalde desayunarse con un artículo como el que escribió el doctor Esparza, neurocirujano infantil, Nadie tiene derecho a obligar al sufrimiento, pero las razones de Esparza eran tan demoledoras contra las de Gallardón que es posible que este último, aun siendo un viejo zorro de la política, no aguantara un debate público con un profesional que ha convivido durante años con niños abocados a una vida desgraciada.

Lo que tengo claro es que no se debe permitir que el lenguaje se pervierta de tan cínica manera: ¿por qué dejar que se llame “humanidad” a lo que sin duda es exactamente lo contrario? Y, menos aún, en momentos como estos en los que el Gobierno está arrebatando derechos a los más débiles. Y esta vez no me refiero a funcionarios, ni a mineros, ni a los sufridores de futuros ERE. Permítanme que solo me centre en estas tres noticias, recortes en la educación pública y ganancias en la privada, retirada de atención médica a bebés, criminalización de mujeres que no quieren traer al mundo a una criatura sufriente. Me centro en estos tres titulares que afectan a los niños. Tres noticias que contienen la política de quien nos gobierna. No necesito analizarlas, solo las repito, para que no caigan en el olvido.

En tiempos difíciles el mundo se llena de mentes preclaras que entienden la naturaleza de todo lo que ocurre. Enhorabuena. Yo jamás pensé que el mundo se me volvería tan incomprensible. Como una niña con asignaturas suspensas, me volveré a presentar en septiembre.

IlustraciónAlex Perez

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Francia y Grecia, en la cuerda floja

Se decide tu futuro (y lejos de tu casa)

Por Borja Ventura

En este mundo global que tenemos a nadie extraña que el futuro no dependa de uno mismo. Ahí fuera hay señores que toman decisiones que nos afectan y determinan. Y ese ‘fuera’ atañe tanto a otra ciudad, como a otro país y, en no pocos casos, a señores que toman decisiones en otro continente.

Nuestra vida es así. De hecho, suerte tenemos si tras algunos rumbos tomados hay señores y no ‘mercados’, que tan funestas ideas han tenido con países como el nuestro. Pero pocas veces el futuro de todos nosotros se decide de forma tan directa en dos escenarios simultáneos y en un solo día. Francia y Grecia deciden, nosotros iremos detrás.

Domingo de elecciones. No aquí, sino fuera. Domingo de elecciones en dos países bien distintos, en situaciones bien distintas, con formas de influir bien distintas. Pero que mano a mano nos van a determinar. Este domingo otros ciudadanos van a decidir por nosotros, porque de lo que salga del voto de galos y helenos dependerá en gran medida lo que suceda estos años y el rumbo que tome la crisis. Y no, no es uno de esos eslabones de la cadena. Es, posiblemente, una decisión en dos escenarios que cambiará todo de una forma u otra. Francia puede decidir un cambio de rumbo económico para todos, y Grecia puede votar a un partido que termine de pegar fuego al euro. Siéntate, coge un cuenco de palomitas y disfruta. El apocalipsis de la UE será televisado.

¿En qué puede cambiar mi futuro el voto de los franceses?

Si has notado que la crisis se ha recrudecido tras un periodo de estabilización es en gran medida porque en Europa se ha impuesto una política de austeridad total en forma de recortes, presión fiscal y saneamientos de cuentas. Y si Europa ha hecho eso es porque Alemania lo ha decidido y Francia ha aplaudido. La presión de los recortes ha sido tan fuerte que algunas voces discrepantes han empezado a surgir, diciendo que sólo con recortes se terminará de ahogar a la gente y que hay que tomar medidas de estímulo.

Si no te has enterado de lo del punto anterior, te lo traduzco. ¿Recortes? Sí, menos dinero para determinadas cosas, como educación, sanidad, becas, investigación… ¿Presión fiscal? Sí, aumento de impuestos, sea en el IRPF, sea en el IVA a partir del año que viene. ¿Saneamiento de cuentas? Sí, obligar a bancos y autonomías a reducir sus deudas o a ahorrar más dinero para responder, lo que hace que tengan menos dinero para, por ejemplo, prestar a los ciudadanos. ¿Medidas de estímulo? Sí, medidas económicas que permitan que empiece a circular dinero, aun a costa de descuadrar las cuentas, para intentar que la economía se mueva (que la gente consiga préstamos, compre, invierta, se cree empleo y todas esas cosas)

  • ¿Qué puede cambiar si Hollande gana a Sarkozy? Todo. Para empezar, el color político de Europa, que en los últimos años ha pasado del rojo socialdemócrata al azul conservador y liberal bajo el que se han puesto en marcha esas medidas que tanto nos han hecho apretarnos el cinturón. La locomotora europea es Alemania, pero su comparsa es Francia. El tándem Sarkozy-Merkel, ambos bajo un mismo signo político, ha actuado por su cuenta y ha arrastrado a todo el continente. Pero con Hollande, socialista, Merkel tendría un contrapeso importante que, probablemente, aumentaría su poder rodeándose de las voces críticas a la política económica de Merkel que llega de algunos países poderosos, como Italia.
  • ¿Y quién es Hollande? Hollande es el resultado de una serie de casualidades. Un tipo discreto, prudente, educado, casi gris, que sobrevivió de milagro en política. Pasó un primer trago tras su divorcio de Ségolène Royal, que a la postre sería su rival en el partido y, además, le derrotaría. Cuando Royal se estrelló contra Sarkozy en las elecciones de hace cinco años supo salir a flote en pleno marasmo socialista francés, pero nadie pensaba que sería él y no Dominique Strauss-Kahn quien lideraría el partido. Cómo iba un tipo tan gris a conseguir hacer frente a un tipo duro, sólido y con la experiencia de dirigir el FMI. Pero llegó el escándalo sexual de DSK y Hollande se impuso como siempre, con calma y sin hacer ruido.
  • ¿De qué depende quién gane? De muchas cosas. Para empezar, el sistema electoral galo es diferente al nuestro, con un sistema de dos vueltas en el que para la segunda sólo concurren los dos candidatos más votados. En la primera vuelta apenas hubo distancia entre Sarkozy y Hollande, y la clave estaba en los otros partidos. Sarkozy endureció aún más su discurso para robar votos a la ultraderecha, que quedó tercera con su mejor resultado hasta la fecha. Sin embargo, su líder, Marine Le Pen, ya dijo que iba a votar en blanco. Hollande intentó lanzar guiños a centristas, liderados por Bayrou, e izquierdistas, liderados por Melenchon, con cierto éxito: ambos le apoyarán y puede que su electorado también.
  • ¿Cuál puede ser la clave? Ese sistema a doble vuelta es el que condiciona todo porque se elimina de un plumazo la posibilidad de castigo a los dos grandes partidos, como suele suceder cuando hay descontento con la clase política. Sólo ha habido una excepción, hace más de una década, cuando la ultraderecha llegó a la segunda vuelta a costa de los socialistas, algo que fue una bomba el la línea de flotación de la Francia democrática. Del mismo modo, elimina de la ecuación a los partidos populistas que tan bien se manejan en contextos de crisis y acaban enrareciendo el ambiente y destabilizando gobiernos. Sólo hay que ver el ejemplo holandés.

¿En qué puede cambiar mi futuro el voto de los griegos?

La situación de Grecia es justo la contraria de la francesa. Ellos no deciden lo que se hace en Europa, sino que sufren lo que Europa decide que hagan. Son el farolillo rojo del continente, quienes han lastrado a buena parte de la economía europea, iniciando la cascada de rescates y haciendo que los ‘mercados’ desconfíen de otros países periféricos, como Portugal, Irlanda, Italia o España. La situación en Grecia es tan extrema que no les gobierna quien ellos eligieron, sino un Ejecutivo artificial impuesto por Europa y pactado por los partidos sin que los ciudadanos hayan dado su opinión. Esta situación antidemocrática llegó después de que los conservadores falsearan todas sus cuentas y escondieran el agujero negro del país a las autoridades económicas europeas y los socialistas fueran incapaces de recortar todo lo que Bruselas exigía para darles el dinero prometido.

El resultado es impredecible. La ciudadanía, harta, decepcionada, incendiando la calle huelga general tras huelga general, ha visto que su clase política es incapaz de resolver sus problemas y que viven bajo la imposición de un gobierno de títeres que ellos mismos no han elegido. Es de esperar, pues, que partidos minoritarios con líderes carismáticos encuentren su caldo de cultivo perfecto para emerger. Puede ser el populismo de derechas o el de izquierdas, puede ser un movimiento social radical, puede que un partido ultranacionalista. Lo único que es más o menos esperable es que el color del Parlamento griego sea notoriamente euroescéptico. O no.

  • ¿Qué puede pasar? Lo más probable es que los dos grandes, que llevan alternándose en el poder, salgan castigados y emerjan partidos extremos de izquierda o derecha que puedan desestabilizar aún más al país y, en consencuencia, a la Unión Europea, de la que muchos de ellos querrían salirse sin pagar sus deudas pendientes. Lo más salomónico, que los dos grandes vuelvan a intentar un gobierno de coalición para seguir aplicando las recetas de Bruselas, aumentando así el descontento social y quizá agravando aún más el problema de cara a las próximas elecciones, lleguen cuando lleguen.
  • ¿Quiénes son los dos grandes partidos? A un lado los socialistas del PASOK, que gobernaban antes de este Ejecutivo ‘impuesto’. De la mano de Evangelios Venizelos, ministro de economía en la actualidad y mano ejecutora de los recortes. Al otro, los conservadores de Nueva Democracia, con Antonis Samaras al frente, el favorito de la Unión Europea, pero quizá no de unos griegos que vieron que su partido falseó las cuentas públicas para mantenerse en el euro.
  • ¿Quiénes están a la izquierda de los grandes? Formaciones como el Partido Comunista, de Aleka Papariga, una veterana comunista venida de tiempos pasados que ha subido como la espuma en los sondeos. O como Syriza, una coalición de izquierda radical liderada por un joven político surgido de la fragua de las protestas estudiantiles.
  • ¿Quiénes están a la derecha de los grandes? El partido populista ortodoxo LAOS, dirigido por Georgos Karatzaferis, una escisión del partido conservador liderada por el emergente Panos Kammenos y, especialmente, los neonazis de ‘Amanecer Dorado’ que acaudilla el exmilitar Nikolaos Michaloliakos.

Lo dicho: ve a por unas palomitas y siéntate en el sofá a esperar a ver qué música tocan ahora los violinistas del Titanic europeo.

Noticia recogida por © Iñigo Ortiz de Guzmán

+ info en Alemania dice, el resto calla

+ en EUROPA, pasado y presente

+ en Grecia. Tiempo de cambios

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Fealdad + injusticia= huelgas

Miras a alrededor y lo que ves parece feo. Muy feo.

Ves a millones de personas en el paro, con los problemas económicos y anímicos que eso conlleva. A muchos de ellos rozando el umbral de la pobreza, o ya abiertamente dentro de ella. A muchos perdiendo esas casas a cuya compra los empujaron cínicamente los bancos. A cientos de miles de jóvenes capacitados y entusiastas con todas las puertas cerradas, salvo las de la emigración. Y a otros cientos de miles de mayores de 50 años que difícilmente podrán reincorporarse a la vida laboral.

Ves a un montón de políticos y expertos –españoles y europeos– que no saben por dónde tirar y terminan tirando por el camino más fácil, el de hacerles la vida aún más dura a quienes ya la tienen sobradamente complicada. La corrupción reptando como una serpiente de mil cabezas. Una sanidad cada vez peor. Una educación que fracasa demasiadas veces. Un sistema judicial al que en muchas ocasiones le interesa cualquier cosa menos la justicia.

Nos vamos volviendo miedosos, conservadores, cada vez más sumisos.

Mariano Rajoy parafrasea a los Rolling Stones: “En política uno no siempre consigue lo que se propone”. También asegura que el varapalo electoral del PP no es para tanto, que es un “gran resultado”, y que no dará ni un paso atrás. Los Stones tienen razón y el presidente del Ejecutivo no. Ojalá pudieras conseguir siempre lo que deseas, y está por ver que la reforma laboral de los populares no se deje pelos en la gatera de la huelga general.

Que la huelga sea un éxito le viene bien incluso a Rajoy, al que Europa quiere imponer unos recortes sin precedentes en el mundo, más duros incluso de los que ha exigido a Grecia, a Irlanda o a Portugal. Si los españoles nos tomamos este abuso con resignación, con apatía y con docilidad, el Gobierno no tendrá ni la voluntad ni los argumentos para plantarse ante Bruselas y Merkel.

Si no hay presión ciudadana, ¿quién nos va a salvar de un ajuste suicida del gasto público que nos lanza de cabeza a una durísima recesión?

Discurso final de la película ‘El Gran Dictador‘ dirigida por Charles Chaplin en 1940.

Considerado como uno de los mejores discursos sobre libertad y democracia.

Por © Iñigo Ortiz de Guzmán

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